Trémula, agitada, a largo paso
te perdías en la lejanía,
buscando dar desahogo
al dolor que te abatía
Preñada tu frente de perlado sudor,
latidos de ecos profundos
en raudales recorren tu agobiado ser
de incesante padecer
Tu alma de plagada consternación
ofuscada conciliación expía,
mientras en cascada vertían
las lágrimas de tu agonía
Queriendo asirse a la nada,
tus manos se abren delicadas,
la tez que las cubre en blanco acabado
las venas visten, de intenso azulado
Las nubes, al sol cubrieron,
opacando los tonos que su brillar encendían,
se tornó triste el primaveral día
sòlo para abrigarte y para darte compañía
Acompañando tu estremecido sollozo
por la pena que te consumía
los pájaros su canto emitían
una tonada de sutil melancolía
¡Que sirva el silencio del atardecer
para acallar en tu alma desgarro tan cruel
y deje el respiro para un renacer!

te perdías en la lejanía,
buscando dar desahogo
al dolor que te abatía
Preñada tu frente de perlado sudor,
latidos de ecos profundos
en raudales recorren tu agobiado ser
de incesante padecer
Tu alma de plagada consternación
ofuscada conciliación expía,
mientras en cascada vertían
las lágrimas de tu agonía
Queriendo asirse a la nada,
tus manos se abren delicadas,
la tez que las cubre en blanco acabado
las venas visten, de intenso azulado
Las nubes, al sol cubrieron,
opacando los tonos que su brillar encendían,
se tornó triste el primaveral día
sòlo para abrigarte y para darte compañía
Acompañando tu estremecido sollozo
por la pena que te consumía
los pájaros su canto emitían
una tonada de sutil melancolía
¡Que sirva el silencio del atardecer
para acallar en tu alma desgarro tan cruel
y deje el respiro para un renacer!

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